Cómo os imaginaréis por el titulo, este es uno de esos post de la saga del alegato a las croquetas en los aperitivos de las bodas, de las novias que se convierten en tiranas ( las novias Power Ranger para nosotras ) y pasará a formar parte de todos los posts que hemos escrito y que queremos seguir escribiendo en clave de humor . Por cierto, gracias a todas las que nos escribís para decirnos que os morís de risa con ellos, porque con la vorágine de las redes, saber que Tatín sigue con fieles lectoras es un lujo de verdad ( bueno y es que no es que tengamos muchas lectoras, es que en 2018 hemos aumentado una barbaridad de visitas y eso significa que cada vez somos más y nos hace tan felices…) . Artículos que tratan de bodas de verdad, post que pretenden ser cercanos, que muestran la realidad de las bodas, sin artificios y sin «postureos». Porque no todas las bodas son perfectas, más bien son imperfectas y eso es lo que las hace especiales.
¿Cuantas veces habéis pensado en morir de empacho en el aperitivo y terminar como una cucaracha panza arriba?
Hemos de reconocer que a nosotras lo que más nos gusta son los aperitivos y que en muchas bodas terminamos como una cucaracha que no puede ni caminar ni bailar ….
Aunque en algunas bodas depende dónde te coloques , no te llega «ni para atrás» la mitad de los aperitivos.
¿Sabéis de qué bodas hablamos?
Hablamos de esas bodas en las que los camareros hacen una especie de ruta del bacalao incompresible, dejando a una zona del aperitivo sin atender. No se sabe muy bien porque sucede este fenómeno, tal vez el metre está a otro rollo y no informa de que hay un sector que no ha probado ni un sólo cigarrete de morcilla caramelizado. Normalmente se suele subsanar cuando un camarero «majete» se apiada de ti. Suele funcionar sobre todo si la que va es tu amiga Marta que es un cañón del Colorado. De repente, como por arte de magia empiezan a llegar aperitivos como sino hubiera mañana y todos tus amigos y tú os venís muy arriba. Empezáis a comer con un ansia indescriptible y además todo os parece buenísimo. Y el momentito cucaracha panza arriba empieza antes de sentaros a la mesa.
Alejandra Salido, Quinta del Jarama
Pero otras veces, el tema no se soluciona ni por parte del catering , ni por parte de tu grupo de amigos, qué cerveza en mano, deciden no moverse del sitio en el que os habéis colocado porque debe ser qué mola mucho y tú no te has dado cuenta. Pero en todos los grupos de amigos, siempre hay uno que es más tragón y estas cosas le ponen muy nervioso. Tu amigo Marcos si no ha pillado más de un aperitivo en los primeros veinte minutos del cocktel entra especie de ansiedad incontrolable por » hacerse con uno de esos platos de jamón» y se pone muy pesado con que alguien le acompañe donde el cortador. En fin, uno debe de controlarse porque lo de ser un invitado ansioso queda terrible. Aunque todos lo hayamos sido en algún momento de nuestra vida. Sobre todo en esas bodas en las que todo se alarga y no te sientas hasta las seis de la tarde a comer. En este tipo de bodas, te hinchas a comer en el aperitivo, no vaya a ser que el primero sea un cocktel de gambas viejuno como diría el Comidista o el solomillo de segundo te de una pereza de «palmar » porque seguro que esta super hecho y la salsa es escasa.
The Good food Company . Fotografía Fotoinstantes
Otras veces el momento la cucharacha no puede caminar, empieza porque todo esta tan tan bueno que no puedes dejar de comer y cuando llegas a la mesa y lees el menú, dices :
¡No puede ser, me apetece todo el canelón de txangurro y me muero con el segundo y el postre!
Nos gustaría daros unos tips infalibles para organizar la boda perfecta o para ser la invitada comedida, pero es que nosotras somos de las que acabamos como cucarachas que no pueden caminar en casi todas las bodas:
¡ Consejos vendo que para mi no tengo!
The Good food Company . Fotografía Fotoinstantes
DESCUBRE MÁS
