La novia del ramo rositas de pitiminí con terciopelo azul
Queridas hoy publicamos una boda muy entrañable que seguro os va a encantar.
¡Os enamoraréis no sólo del ramo tan ideal de Clara , también de su vestido y de la decoración tan maravillosa de esta boda gallega!
¡Get inspired!
Clara se enamoró hace unos años de un diseño de Sophie et voilá y cuando Adrían le pidió matrimonio lo primero que hizo fue escribir a Sofía:
“En aquel momento ella sólo tenía taller en Bilbao y allí me fui (yo desde Madrid, donde vivo, y mi madre desdeSantiago). No miré nada más, pese a las complicaciones logísiticas, ese era “mi” vestido. Luego tuve otra vez mucha suerte y Sophie et voilá justo abrió un taller en Madrid, así que las siguientes pruebas las pude hacer con comodidad.
El novio llevaba chaqué a medida de Harry’s.
Las joyas todas muy sentimentales:
Clara llevó el anillo de pedida y unos pendientes de brillantes de Aristocrazy.
El ramo de Clara fue un detallazo de sus amigas
“El ramo fue un regalo de 3 amigas, me lo enviaron a la habitación donde me estaba vistiendo. Yo iba a llevar otro ramo pero cuando vi ese, decidí llevar el de ellas porque era perfecto, con rosas pequeñas en color champán y eucalipto. Un ramo de tallos largos y con un gran lazo de terciopelo azul, ¡me encantó! “
El vestido de Clara, como nos cuenta ella mantenía la esencia del diseñó original (de ese que ella tenía guardad la foto desde hace años) pero para darle su toque, incorporaron terciopelo además del crepe y el tul. Mantuvimos la idea del diseño original del que yo me había enamorado (crepe y falda de tul) pero le modificamos la cintura y añadimos puños de terciopelo, que pegaban mucho con la boda de invierno.
Clara quería llevar una maxi trenza para su gran día y se dejo crecer el pelo para poder llevar este lookazo. Se peinó y maquillo en su pelu de Santiago de toda la vida.
Los zapatos eran ideales, unas bailarinas planas de Valentino. Fueron un regalo de su amiga Marta.
La celebración tuvo lugar en la finca Trece Pinos.
Todo estaba decorado para morir de amor. Con ese toque especial de las bodas de invierno. De hecho esta es la última boda de invierno que publicaremos hasta después de verano. Pero no podíamos dejar de publicar esta deco tan tan ideal.
“Todo estaba decorado con eucalipto, bolitas rojas y ramas de flor de algodón. Los nombres de las mesas eran estaciones de esquí, hicimos nosotros mismos tanto los carteles del seating como los de los números de mesa y de todo el resto de la decoración se encargaron directamente en la finca, la verdad es que estaba preciosa”
¡Morimos de amor con estas mesas y nos alucinan las copas en color vino, son bestiales!
¡Velas , velas y más velas, crean un ambiente muy muy especial!
¡El fiestón!
Just married