La novia de Andrea diseñadora de AforA

«Edu aprovechó el día que inaugurábamos nuestra nueva tienda para pedírmelo, con la idea de contárselo a todos, ya que nos reuniríamos con amigos y familiares. Así que la celebración fue doble. Preparamos la boda en apenas 6 meses. Lo único que había tenido claro cuando hablaba de cómo sería mi boda, es que sería en verano y de noche. En verano porque el moreno sienta de maravilla, y de noche, porque me negaba a madrugar el día de mi boda. Y ¿qué acabó pasando? Que nos casamos en invierno y de mañana, eso sí, a las 13:00h. «Las dos semanas previas a la boda no dejó de llover y contábamos con mojarnos. Pero tuvimos la suerte de amanecer con el típico día de solazo de diciembre. Todo despejado y un sol radiante. De nuestro atelier, no solo salió mi vestido, también salieron el de la madrina y el de la madre de la novia, los de amigas y familia, abuelas incluidas. Hasta septiembre no empezamos con los vestidos para la boda porque teníamos más encargos. Podemos decir que tuvimos las invitadas más guapas y estilosas de todas, y cada una con su personalidad, pero todas con corazón AforA. «La semana previa a la boda, fuimos enviando «misiones» a nuestros mejores amigos para que nos ayudaran a ultimar todos los detalles que nos faltaban. Creo que es algo que les hizo mucha ilusión. » La deco de la finca era algo que me apetecía mucho preparar a mi porque me encanta hacer este tipo de cosas (si no fuera diseñadora puede que tuviera una floristería y me dedicar a decorar con flores) Al final acabé liando a las dos familias para que nos ayudaran con el montaje durante los dos días antes de la boda. Y, además de porque me gusta, quería tener la tranquilidad de que todo quedaba como esperaba y no llevarme una sorpresa al llegar. Tanto para la carpa como para los centros de mesas elegimos plantas, flores y hojas de la zona.

Quería recrear el exterior en el interior de la carpa y que continuara hasta el comedor, para que no diera la sensación de estar encerrados. Las vigas de la carpa las recubrimos de encina que nos dejaron cortar en la propia finca (Najaraya) les hicimos una buena poda. Y todas las columnas que sujetaban el techo de la carpa las camuflamos con ramas de roble (que aún tenían esos colores ocres) y simulamos árboles dentro de la carpa.Para los centros de mesa no podía faltar el brezo, y lo mezclamos con hojas de roble y encina.Intercalamos las mantelerías (manteles lisos en color arena y otros con flores de los colores de los centros de mesa). Andrea confió en nuestra querida Saray Sojo para el maquillaje y la peluquería, optó por un semi-recogido suave y un maquillaje natural. Andrea no pensaba llevar ni velo ni tocado pero a menos de un mes de la boda cambió de opinión y le encargó a Blommor un tocado: «se lo encargué a María 20 días antes de la boda y me dijo que si!!! Éramos amigas del colegio y tiene su marca de prendidos y tocados. Lo hace todo de forma artesanal con mucho cuidado. Le conté la idea que había pensado para que no fuera muy cursi y entre las dos lo diseñamos.» Los pendientes cumplían con el «algo prestado y algo viejo», pertenecieron a la abuela de Edu aunque ahora son de su tía Merche.

La sortija que llevó la novia perteneció a su abuela Margot. Andrea eligió unos sencillos zapatos de salón nude de Jimmy Choo, sin duda un clásico que nunca fallan. Andrea quiso que el vestido le quedara perfecto y por es0, confió en nuestra querida Corsetería Lupe  con su famoso body para novias.Las alianzas se las encargaron a María de Frutos es una joyera escultora que también tiene su taller en San Lorenzo  como Afora y tiene piezas ideales. Las arras eran de la abuela de Edu, era dólares americanos de principios de siglo. Y el coche antiguo lo alquilaron a clásicos Ugarte. Todos los fotones son de Esif Fotografía.